Es así que en el jardín particular o nuestro parque, "vivimos" sobre el césped: tomando sol, caminando, reposando, higienizando nuestro vehículo o cualquier otra actividad que racionalmente puede llevar a cabo sus propietarios.
El mantenimiento adecuado consiste en riego, fertilización o abonado, corte frecuente según el crecimiento y así entonces se convierte en un verdadero espacio verde funcional.
Desde hace muchos años que, en las plazas u otros espacios públicos, existían carteles que decían: "PROHIBIDO PISAR EL CÉSPED". Y con la educación que recibíamos de nuestros padres y abuelos y la que se complementaba en nuestra escuela primaria, debíamos respetarlo y no pisar ese hermoso tapiz verde. Si lo hacíamos, el placero casi "nos corría".
Hoy en algunos pueblos o ciudades, quedan alguno de ellos. Que contradicción, contar con un espacio que debiera ser funcional a la comunidad y para ello, en lugar de educar cómo se debe aprovechar o usar, se lo prohíbe.
Por eso cuando uno encuentra un cartel como se ve en la imagen, confeccionado con el mismo decoro y esmero que aquellos antiguos carteles blancos "de prohibición", nos alegra sobremanera ya que nos está diciendo que el estado de ese lugar (u otros) es el resultado de nuestra educación y costumbres.
Y recordamos a los de nuestra niñez, con mucha pena, ya que no nos permitieron aprovechar esos hermosos espacios verdes para pasear, jugar, descansar, tomar sol...cuando la temprana edad o la adolescencia lo exigía.
APRENDAMOS A CON-VIVIR CON TODO LO QUE NOS RODEA,
Y SOBRE TODAS LAS COSAS,
RESPETAR LO QUE ES PÚBLICO.
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