TAPIZ cubierto por hojas
Manto de hojas sobre césped.
Vista tapiz con hojas caídas.
Ginkgo biloba (Árbol de los 40 escudos,
Árbol sagrado, Árbol de las Pagodas)
AMPELOPSIS (parra Vírgen)
LIQUIDAMBAR
Aunque en la mayoría de las plantas predominen la gama de los verdes, combinados con amarillos o casi blancos y algunos bordó, el color que más percibimos en primavera-verano es el verde. Pero cuando necesitamos planificar una parquización, donde debe predominar los de hojas persistentes, tenemos presente también aquellas especies que, cuando llegue el otoño, nos embellezcan el paisaje.
Así vemos especies como fresnos, arce, liquidambar, ginko, espumillas o crespón entre otras, que se tiñen de amarillos, ocres, dorados o rojizos, las arterias, plazas o parques de nuestras comunidades, convirtiéndolos en un paisaje tan especial como lo hace, en primavera, la floración de las distintas especies.
¿Cuál es el origen de los colores?
Las plantas tienen en sus células unos corpúsculos denominados plástidos que producen pigmentos de distintos colores. En general las plantas y las algas tienen cloroplastos que le dan el color verde a las hojas por una sustancia llamada clorofila que realiza la fotosíntesis, mecanismo por la cual la convierten en un organismo autótrofo, pues fabrican su propio alimento, a través del carbono inorgánico del aire (CO2), transformándolo en carbono orgánico (azúcares).
También están presentes los cromoplastos que le confieren otros colores a los órganos. Por ejemplo el rojo, anaranjado y amarillo de hojas, flores, frutos en distintos tipos de plantas. También existen los leucoplastos que no le dan color alguno, especialmente en raíz, tubérculos, semillas, etc.
A través de una disminución en la temperatura ambiente (entrando al otoño), las células en lugar de producir clorofila, comienzan a fabricar cromoplastos, dando así distintas coloraciones.
Cuando produce carotenos le confiere el color rojizo-anaranjado; cuando es xantofila le da el característico color amarillo a los órganos.
Entonces el otoño es sinónimo de colores amarillos, ocres, dorados, castaños claros y oscuros que embellecen los ecosistemas rurales y urbanos. Luego un manto de millones de hojas cubren la superficie de los suelos, para que se produzca el más natural ciclo de la materia: a través de lombrices y microorganismos (bacterias, hongos, ficomicetes, etc) se transformarán en materia orgánica disponible por las raíces de las plantas.
En los pueblos y ciudades, las hojas no son basura, sino residuos útiles que, humedecidos, los transformamos en humus de lombriz o simplemente incorporamos al suelo, para cerrar el sabio ciclo de la materia.
ROBLE DE LOS PANTANOS
ACER PALMATUM
FRESNO DORADO
FRESNO AMERICANO
¡QUÉ MARAVILLOSO COLORIDO TENDRÍAMOS EN NUESTRAS COMUNIDADES,
SI LOS ÁRBOLES NO SE MUTILARAN, DEJARÁNDOLOS CRECER!
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