sábado, 30 de octubre de 2010

PODA NATURAL

Las buenas prácticas de poda nos lleva a formar y mantener a los árboles de vereda, con una estructura anormal para la especie (fuera de tipo), pero adaptada a las características arquitectónicas y urbanísticas, de cada medio.
Es así que vemos grandes ciudades, con edificios horizontales y veredas medianas, con ejemplares forestales que ascienden hasta el 5º o 6º piso, en altura. Algunas veces más. Los fustes de cada ejemplar están limpios o pelados hasta los 4-6 m. de alto, desde donde parte la estructura de ramas gruesas que soportan la espesura del follaje.

Cuando en algunas localidades pampeanas se toma la decisión de ejecutar esas buenas prácticas de formación, conducción y mantenimiento del ARBOLADO URBANO, es común escuchar voces de vecinos que se preguntan: ¿hasta dónde quieren llegar con los árboles?

Una masa forestal urbana, mantenida racionalmente y siguiendo las pautas de la/s ordenanza/s vigentes, tiene un crecimiento determinado, equilibrado con su sistema radicular y regido por sus características genéticas. La expresión genotípica, influenciado por el ambiente, nos dará las características externas del ejemplar (fenotipo).

Así podemos observar ejemplares de eucaliptos o cualquier otra especie, en zonas húmedas sin limitantes de suelos (profundidad, fertilidad, textura, etc), de 25-28 m. de altura y esas mismas especies en zonas con clima semiárido y plancha de tosca a 0,70 m., alcanzan los 18-20 m. de altura, con una copa diferente a las anteriores.

Equilibrio natural.
El primer y principal podador natural es el VIENTO. Desde el nacimiento o plantación de un arbolito sin conducción predeterminada, el viento se encarga de modelar la estructura, hasta que también, por la intensidad del meteoro, lo derribe y termine con su vida.

Es muy frecuente ver en días ventosos, con rachas muy fuertes, hojas quebradas y tiradas por todos lados. Pero también restos de "poda natural", comprometiendo pequeñas ramitas con sus hojas.




Ramitas cortadas
por el viento
(álamo plateado,
fresno americano)




Entonces el crecimiento en altura (longitud de las ramas) de los ejemplares, se ve limitado o anulado, dando oportunidad a la brotación de las yemas laterales, que harán más densa la copa. Igualmente para el caso de frutales, el viento ayuda a equilibrar la producción, tirando frutitos pequeños, débiles, para que puedan seguir creciendo los demás. En la producción comercial, el hombre "ralea" química o manualmente cierta cantidad de frutos así la planta puede soportar o criar los restantes.

El crecimiento no es ilimitado. Lo importante es contar con florestas urbanas enteras, bien formadas, para beneficiarnos con todas las cualidades de los árboles y sin provocar molestias a peatones, cableados, estacionamiento de vehículos mayores, roces o roturas de mampostería y las luminarias instaladas. PERO NUNCA "MUTILADAS" POR CAPRICHO O DESCONOCIMIENTO

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