domingo, 7 de noviembre de 2010

ESPECIES NATIVAS: EMBELLECEN Y AHORRAN.


Siempre hablamos de nuestras condiciones climáticas, cuyos factores adversos nos hacen preocupar por el estado y la continuidad de nuestros espacios verdes.
Es hora de repensar las estrategias para contar con un ambiente que sea más estable en el tiempo (sustentable) y que nos demande menos mantenimiento. Ni que hablar de la reposición permanente que debemos realizar por pérdida de especies, que no se adaptan a nuestras condiciones.


Reingeniería del espacio.

En otros artículos se ha mencionado, primero la estrategia y necesidad de agrupar especies con similares requerimientos hídricos.
También se describieron técnicas agronómicas para enriquecer el suelo y favorecer el almacenamiento y la conservación de la humedad (lluvia o riego).
Pero la tendencia es utilizar especies, de todo tipo, que las debemos adaptar a nuestras condiciones y muchas de ellas tienen alto requerimiento de agua o las intensas heladas las "queman" demasiado.

¿A qué se llaman especies nativas?

El término de nativo, como sinónimo de autóctono e indígena, tiene varias aplicaciones. Una es cuando se refiere a especies de una nación, sin diferenciar los lugares naturales o ambientes, en los que habita.
Otra, es la de nativo de una región natural, indistintamente de los límites políticos. De este modo encontramos especies nativas de un área y exóticas de otra en el mismo país; o nativas para una gran región que incluye más de un país. Un ejemplo lo constituyen los jacarandá o tipa (árboles del norte de nuestro país), no son nativos en Buenos Aires a pesar de crecer y fructificar. Acá son simplemente especies cultivadas. Pero nativas (argentinas).































































¿Cómo las obtenemos?
El método más básico y satisfactorio, es obtener las semillas y cultivarlas nosotros. Algunas especies pueden multiplicarse por medio de la propagación asexual. Si se requiere transplantar algún ejemplar pequeño, de lugares naturales, debe hacerse en invierno y extrayéndola con un pan de tierra y la mayor cantidad de raíces pequeñas posible.

Los ejemplos son innumerables. Hay representantes de árboles, arbustos y herbáceas que pueden integrar nuestro espacio verde. En combinación con otras introducidas, pero muy resistentes a nuestras condiciones ambientales, contaremos con un jardín variado, colorido, atractivo para aves autóctonas, sin descontar la presencia de insectos polinizadores, que aseguraran la reproducción y propagación.

Recordemos que muchas especies nativas, son de follaje caduco, por lo que debemos mantener las proporciones entre las perennifolias y las que se desnudan en el invierno.
Igualmente, aunque sean nativas, por vivir en un área con inviernos secos y fríos (heladas) que retrasan a algunas especies, debemos adoptar medidas para paliar dicha situación (ver Luchando contra las heladas) y nunca olvidarse de mantener húmedo el suelo, con riegos más espaciados. Un ejemplo lo constituye el ceibo (Erytrina crista-galli- flor nacional), cuya corteza es muy delicada los primeros años. En cambio el ombú (Phytolaca dioica), especie herbácea, posee una corteza o epidermis muy fina que resiste las heladas. No así las ramitas del año anterior.
Por todo ésto, hay que tener en cuenta cuando se seleccionan las especies, las condiciones climáticas que poseemos. Un jacarandá, lapacho, palo borracho, etc. no se adaptan normalmente en estas latitudes, con clima continental. En cambio puede hacerlo en climas marítimos, donde la humedad relativa ambiente, atenúa el efecto de heladas, soportando mejor la adaptación.

La imagen muestra el daño de heladas en las ramas de un sauce. Otros ejemplos pueden verse en eucaliptos, olmos, aromos, etc., cuando la intensidad de las heladas y la sequía en invierno son elevadas. Por lo general, en primavera se ven los rebrotes emergidos desde la base de los troncos , como resultado de la muerte de ramitas jóvenes.
LAS ESPECIES AUTÓCTONAS DEL LUGAR, RESISTEN LAS CONDICIONES CLIMÁTICAS REINANTES. Otras se adaptan sin dificultad.

sábado, 30 de octubre de 2010

PÉRDIDA DE DOMINANCIA.

El crecimiento del tallo en longitud (fototropismo positivo) es estimulado por hormonas que se hallan en el ápice del mismo (auxinas-A.I.A.).
Por cualquier causa que se atrofie dicho ápice, se estimulará la brotación de las yemas laterales.
Hay especies que se utilizan para formar setos vivos, aprovechando esa característica. Ejemplos son ligustrina, tuya, cipreses, transparente, romero, transparente, etc.
Los arbustos (varios tallos) se caracterizan por tolerar las podas de despunte y adoptan ese crecimiento lateral, que los hace apropiados para formar un cerco vivo. Con crecimiento natural (sin poda), disfrutaremos de la silueta, propia de cada uno.
A raíz de la función vital que tiene el ápice en el crecimiento en longitud, su permanencia en las especies arbóreas (un solo tallo) es fundamental. Por ello cuando plantamos especies Coníferas, tales como pino, ciprés, cedro, etc., debemos proteger el ápice de los brinzales utilizados, para asegurarnos el crecimiento normal. Las hormigas podadoras tienen preferencia por los brotes tiernos.


Cedro del Himalaya con
dos tallos o ramas.





Cuando por equis causa el ápice se atrofió, el cedro como el de la foto, permanece varios años sin crecimiento en longitud y sí de las ramas laterales. Pasado un tiempo determinado, una de ellas "toma la dominancia" apical.




Laurel (Laurus nobilis) recién brotado.



Nótese en la foto, el brote central proveniente del ápice de la rama del año anterior y las tres ramas laterales, característica del crecimiento de esta especie.


Palán palán (Nicotiana glauca)





El crecimiento de esta especie no sólo es apical sino también promueve la brotación de las yemas axilares ubicadas en las hojas nuevas del brote.



Espumilla o crespón (Lagoestremia spp)




Con poda de acortamiento o despunte (eliminación del ápice), se favorece el crecimiento lateral, como muestra la foto.
Muchas especies vegetales se pueden formar como árbol o arbustos, conducidos por poda de las ramas laterales (árbol) o eliminación del ápice (arbusto). Ejemplos de ellos son: ciruelo de flor, espumilla, laurel de flor, retamo, crataegus, árbol de Judea, avellano, granado, etc.




Laureles de flor (árbol)



Aunque no es una especie válida para vereda (follaje persistente), sí es apropiado convertir esta especie arbustiva, en un árbol para boulevares, plazas, parques, etc., aunque siempre tenderá a emitir brotes desde la base.

Ahora bien, cuando una rama o ramita, con cierta verticalidad, se inclina, también pierde la dominancia apical. Por ley fisiológica, la savia que circula por esa rama, lo hace a menor velocidad y promueve, la formación de yemas florales, en lugar de las de madera (rama).
Esto se aprovecha en fruticultura, "entablillando" las ramitas, para inclinarlas y mejorar la producción de fruta.




En el caso de esta planta
de azarero, cuando la rama
que presentaba dominancia
apical, se inclinó, provocó
el crecimiento de ramificaciones
laterales que crecieron
verticalmente.




El efecto de la savia sobre la activación de las yemas laterales, es el mismo, cuando se pierde la dominancia apical.

PODA NATURAL

Las buenas prácticas de poda nos lleva a formar y mantener a los árboles de vereda, con una estructura anormal para la especie (fuera de tipo), pero adaptada a las características arquitectónicas y urbanísticas, de cada medio.
Es así que vemos grandes ciudades, con edificios horizontales y veredas medianas, con ejemplares forestales que ascienden hasta el 5º o 6º piso, en altura. Algunas veces más. Los fustes de cada ejemplar están limpios o pelados hasta los 4-6 m. de alto, desde donde parte la estructura de ramas gruesas que soportan la espesura del follaje.

Cuando en algunas localidades pampeanas se toma la decisión de ejecutar esas buenas prácticas de formación, conducción y mantenimiento del ARBOLADO URBANO, es común escuchar voces de vecinos que se preguntan: ¿hasta dónde quieren llegar con los árboles?

Una masa forestal urbana, mantenida racionalmente y siguiendo las pautas de la/s ordenanza/s vigentes, tiene un crecimiento determinado, equilibrado con su sistema radicular y regido por sus características genéticas. La expresión genotípica, influenciado por el ambiente, nos dará las características externas del ejemplar (fenotipo).

Así podemos observar ejemplares de eucaliptos o cualquier otra especie, en zonas húmedas sin limitantes de suelos (profundidad, fertilidad, textura, etc), de 25-28 m. de altura y esas mismas especies en zonas con clima semiárido y plancha de tosca a 0,70 m., alcanzan los 18-20 m. de altura, con una copa diferente a las anteriores.

Equilibrio natural.
El primer y principal podador natural es el VIENTO. Desde el nacimiento o plantación de un arbolito sin conducción predeterminada, el viento se encarga de modelar la estructura, hasta que también, por la intensidad del meteoro, lo derribe y termine con su vida.

Es muy frecuente ver en días ventosos, con rachas muy fuertes, hojas quebradas y tiradas por todos lados. Pero también restos de "poda natural", comprometiendo pequeñas ramitas con sus hojas.




Ramitas cortadas
por el viento
(álamo plateado,
fresno americano)




Entonces el crecimiento en altura (longitud de las ramas) de los ejemplares, se ve limitado o anulado, dando oportunidad a la brotación de las yemas laterales, que harán más densa la copa. Igualmente para el caso de frutales, el viento ayuda a equilibrar la producción, tirando frutitos pequeños, débiles, para que puedan seguir creciendo los demás. En la producción comercial, el hombre "ralea" química o manualmente cierta cantidad de frutos así la planta puede soportar o criar los restantes.

El crecimiento no es ilimitado. Lo importante es contar con florestas urbanas enteras, bien formadas, para beneficiarnos con todas las cualidades de los árboles y sin provocar molestias a peatones, cableados, estacionamiento de vehículos mayores, roces o roturas de mampostería y las luminarias instaladas. PERO NUNCA "MUTILADAS" POR CAPRICHO O DESCONOCIMIENTO

viernes, 29 de octubre de 2010

LO QUE ABUNDA ....DAÑA. ¿El exceso de agua, daña?

Siempre pretendemos recibir información en formato "receta", para facilitarnos las tareas.
Así nos ocurre en muchos órdenes de la vida, como ocurre con una comida o un postre.
Pero, por qué el exceso de agua, daña?. Todo depende de algunos factores:
En primer lugar de la especie vegetal en cuestión, aunque las adaptaciones a requerimientos hídricos, variaciones de temperatura, exposición al sol, humedad del aire, etc., nos hace modificar la cantidad de cada uno de estos factores.

Cuando una especie (arbustiva o herbácea) presenta cierto decaimiento progresivo hasta que sobreviene la muerte, pensamos o expresamos que "no tuve suerte"; "debía tener alguna plaga"; "ya era vieja, 6-7 años" o cualquier otra explicación o justificativo, que nada tienen que ver con la realidad.

Con la irregularidad y escasez de precipitaciones de los últimos años, la frecuencia e intensidad de los vientos y el afán de mantener nuestros espacios verdes, lo mejor posible, exageramos en el riego cotidiano (abundancia) pensando que ayudamos a mantener y crecer toda nuestra floresta.

¿Qué ocurre dentro del suelo?
El suelo está compuesto por una fracción mineral y otra orgánica, además de contener aire y agua, en determinadas proporciones.
La presencia de aire en los primeros centímetros de suelo, conteniendo los gases propios de la atmósfera, es vital para el crecimiento normal de las raíces de las especies vegetales (respiración).
Cuando esta aerobiosis se ve disminuida o eliminada, la absorción del oxígeno por las raíces, no se produce. El suelo se va saturando de agua (perfil lleno) y con el transcurso del tiempo comienzan a aparecer síntomas en el follaje del vegetal, que pueden semejarse a otras parasitosis o disturbios fisiológicos, confundiéndonos.
El anegamiento -anaerobiosis- (maceta o suelo) durante períodos largos o permanente, puede provocar, según las especies, marchitez generalizada en las hojas, clorosis o muerte en las adultas, aparición de enfermedades visibles, entre otras. Es así que lo primero que hacemos es darle más agua, para revivirlas. Sólo estamos empeorando la situación.
Otra situación similar sucede cuando el sustrato de las plantas se halla compactado. Esto es muy típico del cultivo en macetas o en almacigueras. La reducción de crecimiento es la consecuencia de falta de aire (oxígeno) para las raíces. La incorporación de materia orgánica mejorará la estructura del medio y producirá la oxigenación para un crecimiento exuberante del sistema radicular.
Herbáceas como clavelina, clavel del poeta, pensamiento, gazania, clavel, conejito, caléndula, siempreviva, petunia, aquilegia, rudbequia, estátice, verbena, etc, etc., son especies que no toleran exceso de riego, pues fácilmente son atacadas por hongos que provocan enfermedades de hoja o del cuello de la planta.
Arbustos como laurentino, teucrio, lavanda, verónica, retama, romero, salvia, espantalobos, palán palán, pitosporum, dracenas, etc, etc., si no decaen rápidamente, lo hacen en forma progresiva observándose defoliación, amarillamiento de follaje, signos característicos de algunas enfermedades, crecimiento nulo.
Debemos recordar que nuestros suelos pampeanos, especialmente en la región sur, son de escasa profundidad (50-80 cm.). Si los riegos son muy frecuentes, ese perfil se carga rápidamente y el riego excede el consumo de la vegetación que soporta.
Porque veamos la superficie seca, no significa que todo el perfil está igual. Debemos regular los riegos abundantes, con menor frecuencia y así las raíces respiran y crecen normalmente.
Por todas estas razones es fundamental, cuando planificamos nuestro espacio, la asociación o agrupamiento de especies vegetales (arbóreas, arbustivas y herbáceas) con similares requerimientos hídricos, evitando así la desaparición de algunas, por exceso de riego.

miércoles, 27 de octubre de 2010

PODA DE RAMAS GRUESAS.

Rama seca naturalmente
Anillo (cerrado) de cicatrización perfecta
Como práctica agronómica, la PODA es una técnica controvertida especialmente cuando no se realiza correctamente, en tiempo y forma. Debe ser aplicada en cada especie vegetal, con un fin específico.
Los cortes con tijera o serrucho (bien afilados) de una rama de poco espesor, a bisel y por encima de una yema dirigida hacia afuera, sabemos que es lo correcto en muchas especies como rosales, frutales y forestales.
Muy a menudo cuando se requiere de una motosierra para el corte de gruesas ramas, la práctica se lleva a cabo siguiendo los mismos principios que en las anteriores (bien al ras), provocando heridas que no cicatrizan y terminan convirtiéndose en puerta de entrada de parásitos que enferman al ejemplar.
En la figura superior izquierda se puede observar hasta dónde una rama del árbol se seca, dejando una pequeña porción de madera contra el tallo o tronco en el que se originó.
En la figura derecha se aprecia una cicatrización perfecta (anillo de cicatrización completo).
TODA RAMA SECA O QUEBRADA debe ser eliminada (cortada) para que no se convierta en puerta de entrada de hongos xilófagos que, con el tiempo producirá la podredumbre o carie de la masa del tronco.
Existen en el mercado, productos para prevenir enfermedades "del corte", conteniendo fungicida e insecticida, hasta que la herida cicatrice.
SI EL CORTE FUE REALIZADO CORRECTAMENTE, RESPETANDO EL CUELLO DE LA RAMA A CORTAR (corte perpendicular), NO REQUIERE DE NINGÚN PRODUCTO. LA FORMACIÓN NATURAL DEL CALLO DE CICATRIZACIÓN CERRARÁ PERFECTAMENTE LA HERIDA.




Paso 1: desde abajo, marcar o cortar pocos centímetros.
Paso 2: desde arriba, cortar totalmente la rama.
Paso 3: cortar totalmente el pequeño trozo dejado.
(*)





Cuando la persona está bien adiestrada, el paso 1 lo realiza desde abajo, en la posición del paso 3, circundando la rama. Luego, desde arriba (3), cortará toda la rama. Al marcarlo abajo, evitará que se dañe la corteza, por arrastre de la rama que cae por su propio peso.
Muy fácil es hacerlo en un sólo paso, cuando la pequeña rama, la podemos sujetar con nuestra mano, sin peligro de rajarse la corteza.



Rama quebrada






Inicio de cancro (arce)




Cuando el corte fue bien realizado, respetando la arruga de la rama, la superficie de corte es casi circular. Cuando el corte se hizo muy junto al "tallo" principal, coincidiendo con la arruga o casi sobre ella, la superficie de corte será ovalada. Después de los primeros años, veremos que la cicatrización no es completa, como lo muestra la imagen de arriba.






Callo de cicatrización incompleto.













Cancro avanzado (sauce llorón)




La detección de una enfermedad de este tipo se ve dificultada porque exteriormente el tronco de ejemplares afectados, se ve sano. Se observa decaimiento o disminución de la brotación, dando ramas de escaso vigor (cortas) y numerosas ramitas secas antes del otoño, con caída anticipada del follaje.




Cuando la cicatrización no es completa, por la herida abierta exuda savia, que provocará la pérdida de vigor del ejemplar.






"tocones" o "percheros" que no deben dejarse.
Son puerta de entrada de parásitos.













"Los percheros van dentro de la vivienda"


(*) Ing. Carlos Anaya.




lunes, 12 de julio de 2010

COSECHANDO NUESTROS FRUTOS.













































El hábito por la jardinería tiene muchas satisfacciones, desde donde lo mire. Una de ellas es saber aprovechar de nuestra producción, los frutos y semillas que se obtienen en nuestro espacio. O del área de influencia.
Muchas especies anuales dan buena fructificación y cuyas semillas presentan una buena energía germinativa. Casi siempre caen sin darnos cuenta y germinan (con condiciones climáticas), obteniendo así almácigos naturales, los que hay que saber aprovechar. Por ello decíamos la necesidad de saber diferenciar plagas (malezas) de especies cultivadas.
Así podemos cosechar semillas de pensamiento, primaveras (no híbridas), clavelinas, copete enano, clavel chino, lino rojo, petunias, violas, flor de seda, conejito, crisantemo San Vicente, godetia, rudbequia, etc. etc.
Algunas de ellas es necesario que cumplan un ciclo lo más prolongado posible y siempre teniendo en cuenta que no sean plantas de semillas híbridas, pues no siempre dan fruto. O si lo dan son estériles.
De las especies perennes también podemos cosechar sus frutos, aunque con algunas precauciones algunos de ellos.
Cuando contamos con plantas adultas, la fructificación es copiosa y a través de los medios de propagación (viento, agua, pájaros, etc.), se va poblando nuestro jardín o parque de plantitas "guachas" que se aprovecharán para poblar el espacio, regalar o realizar un trueque con nuestros amigos o vecinos. Muchas veces se forman verdaderos almácigos en cercanías de las plantas madres.

Tipos de frutos:

Los frutos se clasifican según su consistencia en secos o carnosos. Según la dehiscencia en dehiscentes (abren) e indehiscentes (no abren).

Frutos secos: nuez, cápsulas, sámara, disámara, drupas seca, legumbres o vainas, conos o estróbilo, silicuas, silícula, ciatio.

Frutos carnosos: legumbre (sófora), drupas, bayas.

La particularidad de algunas drupas es que contienen sustancias inhibidoras de la germinación, por lo tanto hay que extraer la cubierta carnosa, lavar la "semilla" antes de sembrarla.

Cuando se cosechan frutos (semillas) y se guardan para el año siguiente, el almacenamiento debe ser en recipientes secos, cerrados y en lugar oscuro y fresco. Así no se altera la calidad de la simiente.

Es necesario aclarar que algunas plantas obtenidas de semilla, al ser producto de la fecundación cruzada, no se sabe si la descendencia será idéntica a la planta madre. Ejemplo de ello lo constituyen los frutales. De ahí que se aprovecha la propagación asexual para asegurar las características botánicas de la especie. El injerto es el método utilizado para garantizar la calidad del producto. Mientras que la primera vía (reproducción) es la que garantiza la mayor vitalidad de la planta, la segunda no; pero es la más rápida.