jueves, 8 de julio de 2010

TUTORAR NUESTROS ÁRBOLES, SIN DAÑARLOS

Me refiero especialmente a aquellos ejemplares que los implantamos en vereda o en parques grandes, que no tienen reparo de los vientos.
Estaremos de acuerdo que los árboles no necesariamente requieren ser tutorados. Pero... ciertas circunstancias lo hacen imprescindible.
Por ejemplo en zonas muy ventosas, se tutoran para que en el movimiento constante, azotadas por los vientos, las nuevas raíces se "agarren" al suelo sin dificultad y la espesura de la copa no le dé la inclinación de los vientos dominantes.
En las veredas, aunque también pueden estar influenciado por los vientos normales de la región pampeana, debemos defenderlos del vandalismo que, sin razón alguna, sacuden o quiebran los tallitos, malogrando nuestra tarea y la vida de un nuevo ser.
El tutorado de los ejemplares se hace en el mismo momento de la plantación. Hay distintas maneras de atarlos al o a los tutores que se utilicen. Una etapa fundamental del éxito del árbol es la permanencia de este elemento, durante los primeros años, hasta que se defienda por sí solo.

Distintas maneras de tutorar:


Esta última imagen muestra un método que, aunque costoso (2 tutores madera por ejemplar), es beneficioso para el tronco del arbolito ya que no lo daña y que este inconveniente es una de las causas de muerte o quebradura del ejemplar, cuando atamos y ceñimos con materiales muy resistentes (eternos) y que en pocos años causan cicatrices como la siguiente:

tutor y atadura muy resistente y hendidura producida en 3-4 años.










Diferencia bien marcada del 
crecimiento, arriba y abajo
de la atadura.




Lo ideal sería, a cierta altura colocar un protector contra hormigas negras podadoras. Las ataduras del árbol con el tutor, no deben ser realizadas con alambres, cables, hilos plásticos y tiras de telas muy resistentes al sol y el agua, ni tampoco juntar a ambos, dejándolos con escasa libertad. Resultado: el roce del tronco con el tutor, desgasta la corteza.
De usarse algún material resistente deberá envolverse en una manguera plástica, que deberá rodear ambos objetos haciendo un 8, para que, creciendo en diámetro el tronco, no se ciña con la manguera.
Otra alternativa es revisar periódicamente las ataduras para aflojarlas y volverlas a atar.
En definitiva, no se debe llegar al extremo que figura en la imagen superior.
Cuando hay posibilidad de ataque de liebres o cuises, se deberá colocar, hasta cierta altura, plástico (1 o 2 botellas abierta) que envuelva al tronco. Los roedores desgastan la corteza, con el fin de desgastar sus incisivos. Cuando el tronco es muy delgado llegan a cortarlo. También sería útil para defenderlo de las máquinas bordeadoras.

¿Por qué se "hinchan" los bordes?
La circulación de savia bruta (agua más sales minerales del suelo) sube por los vasos del xilema (madera) y la savia elaborada (hidratos de carbono producidos por fotosíntesis en las hojas) desciende por el floema (corteza). Al no poder pasar hacia las raíces, se acumula y provoca ese crecimiento o abultamiento en el borde. En general se ve siempre más hinchado el superior que el inferior (descenso). El otro daño que puede causar es la quebradura en ese lugar, por debilitamiento y la fuerza que ejerce la copa.



Con el mismo razonamiento, si se quiere secar una planta en pie (?) y se le quita un sector circular de varios centímetros de ancho, a todo el tronco, la muerte se produce al poco tiempo.






Aunque esta imagen no es agradable verla (muerte!), las circunstancias deben haber motivado dicha práctica, para secar los ejemplares.







Otro cuidado que se debe tener, es al trabajar con las bordeadoras (perfiladoras), cuando el césped llega a los tallos de los árbolitos.. Con una corteza muy delgada, es fácil cortarla y más haciéndolo, sistemáticamente, todas las semanas. Cuando la corteza, con el correr de los años, se lignifica lo suficiente, resiste los embates de las máquinas.



LA CORTEZA DE LAS PLANTAS ES UNA PARTE ESENCIAL (vital) Y POR LO TANTO HAY QUE PROTEGERLA.

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